Martín Vizcarra, actual presidente del Perú, ha derrotado a su principal rival político que buscaba la ingobernabilidad para obtener el poder que no lograron en las urnas. Se trata del fujiaprismo, una asociación política-criminal enquistada en el Congreso que blindó a los corruptos y mafiosos. ¿Cómo lo hizo? Vizcarra conectó con el sentir popular y jaque mate. En este triunfo del presidente no podemos soslayar la estrepitosa caída de Keiko Fujimori como lideresa política y el suicidio de Alan García, acorralado por las pruebas de corrupción en su contra.
El presidente Vizcarra escuchó el sentir del pueblo peruano que le exigía el cierre del Congreso y no aceptó la convivencia con las mafias, como sí lo hicieron los ex presidentes Toledo, Humala, García y PPK, quienes deberán pagar con la cárcel la traición al pueblo peruano. La convivencia con las mafias y gobernar de espaldas a los intereses del pueblo fue una constante desde la derrota de la dictadura de Alberto Fujimori. A diferencia de PPK, quien buscaba “descubrir” que quería Keiko Fujimori para “dárselo”, Vizcarra enfrentó a la herencia Fujimori.
Antes del cierre constitucional del Congreso, el presidente Vizcarra propuso el adelanto de elecciones para que los peruanos eligiéramos una nueva representación de gobierno. El archivo del proyecto de adelanto de elecciones por la disuelta congresista Rosa Bartra fue el preludio del tan esperado cierre. “Ante la denegación fáctica de la confianza, y en respeto irrestricto de la Constitución Política, he decidido disolver constitucionalmente el Congreso y llamar a elecciones de congresistas de la República”, sentenció Vizcarra. Todo estaba consumado.
Los días posteriores al histórico 30 de setiembre de 2019 han descubierto los tentáculos de la mafia en el Tribunal Constitucional (TC). Un grupo de magistrados intentó, vanamente, llevarnos a la situación anterior al 30 de setiembre, intentando revivir a los muertos vivientes del disuelto Congreso y colocando un alfil pro libertad de Keiko Fujimori en el TC. Pero, nuevamente, ganó el pueblo peruano, que se expresa desde diversas plataformas en apoyo al presidente Vizcarra.
Hoy vivimos una situación política inédita en el país, casi revolucionaria, desde un sentido popular de necesidad de una renovación: Keiko Fujimori purga prisión al igual que su padre Alberto Fujimori y Alejandro Toledo. PPK está con arresto domiciliario, Humala a punto de ser condenado y Alan García se suicidó para huir de la justicia. El fujiaprismo está derrotado políticamente y los partidos que convivieron con la corrupción (incluida la izquierda) se encuentran totalmente debilitados. Se abre un tiempo de renovación política en el país: ¡No lo desaprovechemos!