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martes, 1 de febrero de 2005

El problema del trabajo en el Perú ¿Terminar con los privilegios de la oligarquía laboral?

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El problema del trabajo en el Perú ¿Terminar con los privilegios de la oligarquía laboral?

martes, 1 de febrero de 2005 - 47829 vistas
Se ha puesto en agenda el debate laboral en el Perú y, como siempre sucede, los argumentos van hacia los extremos. No se busca la comprensión del tema y mucho menos se pretende la búsqueda de la armonía con el fin de encontrar alternativas creativas. Es verdad que ex comunistas hoy ocupan cargos públicos. Antes fueron conocidos porque tenían responsabilidades gremiales en las instituciones en las que participaron. Defendieron los derechos laborales con aparente convicción. Hoy son conocidos como “negreros” pues, en los contratos que ellos -curiosamente- realizan, no hay horario de salida –sí de ingreso- y los días laborables se cuentan de lunes a domingo, sin reconocimiento de derecho alguno. Se pretendería la búsqueda de un supuesto sacrificio por el “bien del pueblo”, lo que, en realidad, oculta una obsesión por el control y el dominio de todas las actividades. El resultado es que no se respetan los derechos laborales y tampoco se mejora la calidad de vida de la gente. Pero esa es una anécdota para ilustrar el problema. El problema de fondo es la idea que se pretende vender en el Perú, que no es más que lo mismo de siempre: el empleo puede crecer si se iguala hacia abajo. Es decir, flexibilizando los derechos laborales, buscando disminuir -aún más- los ingresos de “los privilegiados” que no son el más del 10 por ciento de los trabajadores. Es verdad que hay un tema relacionado con la producción y la productividad. En el Perú no se produce riqueza de acuerdo a las necesidades de los 28 millones de habitantes. Pero, la conclusión, no puede ser tan fácil. El argumento de que hay una oligarquía laboral que gana bien en desmedro de una mayoría, es el mismo que utilizó Juan Velasco Alvarado -el dictador de los años 70- para expropiar y confiscar a los que él llamó “malos peruanos” o la oligarquía. Es la misma mentalidad, sólo que esta vez, usada en contra de los que tienen algunos derechos laborales. Con esa misma tesis, se puede argumentar, que para eliminar determinados privilegios, habría que estatizar propiedades, fábricas, minas y tierras pues hay unos que tienen mucho y muchos que no tienen nada. La discusión, pues, no puede ubicarse en ningún extremo pues con esa mentalidad “igualitarista” hacia abajo, estaremos resucitando a SL y al viejo “odriísmo”. Debemos de partir de una tesis: el Perú necesita crear riqueza, pues si hoy se dividiera la riqueza que se genera en el país, tendíamos una nación en la que el ciento por ciento de su población sería pobre. No habríamos resuelto nada. De otro lado, si se trata de generar riqueza, no podemos considerar el trabajo humano como un costo. Pues si el ser humano, que es el objetivo, la esencia misma de la existencia, es considerado un costo, como el de una máquina o una materia prima, estamos volviendo a la época de la esclavitud, pues estaríamos ubicando a los seres humanos en el mismo nivel que el de una cosa sin alma, sin espíritu, sin necesidad de libertad. Sin embargo, el ser humano es el único capaz de crear riqueza. La economía existe como creación humana. Por ende, debemos poner orden en los conceptos y volver a ubicar a la economía al servicio del hombre y no, como hoy ocurre, que la mayoría de los seres humanos están al servicio de la economía en una lógica en la se oculta que hay más de 3,900 millones de pobres en el mundo. Mientras la riqueza ha crecido en el plano mundial, ésta se ha acumulado en los países ricos. La brecha entre ricos y pobres es cada vez mayo a escala planetaria. El liberalismo democrático considera al ser humano y a la libertad como esencial. No tiene sentido la existencia sin hombres libres. En la construcción de la sociedad y, por ende, de la economía, esta es la piedra angular. Los esquemas totalitarios, tanto comunistas, fascistas o neo liberales, pretender que los seres humanos sirvan o al Estado o al mercado. El liberalismo democrático pretende que el ser humano es el fin de todas las cosas. Por ello, es erróneo entender al trabajo como “costo laboral” y a los mayores ingresos como “sobre costos”. Eso no es liberalismo sino capitalismo salvaje, una versión perversa, deformada, del liberalismo. El neo liberalismo pretende pasar por innovador y creador, cuando repite con insolencia y bajo nuevas formas, todo aquello que condujo al crecimiento del otro extremismo: el estatismo y la eliminación de las libertades. ¿Cuál es el quid del asunto? La mejora de la economía, de la actividad productiva, de la productividad y de la calidad de los bienes servicios que se producen, es resultado de un conjunto de factores que inciden directamente en la economía: valores (honradez, disciplina, puntualidad, respeto, espíritu de superación, búsqueda de la excelencia), educación, salud, nutrición, justicia, seguridad, acceso a la cultura, la recreación y el deporte, información y un medio ambiente limpio y adecuado, entre otros. Reducir la productividad a la disminución de las vacaciones a una semana al año, al incremento de la jornada laboral -que hoy es de más de doce horas diarias y no es sinónimo de eficiencia sino, muchas veces, de ineficiencia- y eliminación de ingresos es un contrasentido que va contra la condición humana. El argumento es que hay competir con China y con la economía de otros países que avanzan en el mundo. Pero, cuidado, las grandes economías del mundo, buscan producir aquellos que los otros no producen o cuando compiten con otros, invierten en educación e investigación científica. Si la gran potencia asiática cuenta con más de 1,300 millones de habitantes, es obvio que “el costo labora”, es decir, los ingresos de los trabajadores serán muy bajos. ¿Competir con China bajando salarios? Creemos que la alternativa no es disminuir salarios sino producir aquello que China no produce. El Perú está vendiéndole a China millones de kilos de uvas que ese país no produce y otros productos que por razones geográficas nuestro país puede venderle al mundo entero, sin bajar aún más los ingresos -es decir, aumentando la pobreza- de la mayoría de peruanos. El Perú, tiene la mayor diversidad geográfica y ecológica del mundo. La naturaleza la ha dotado de especies vegetales y animales extraordinarias. Desarrollar la excelencia en esos ámbitos es fundamental. Eso permitiría producir para el mundo bienes y servicios con los que casi nadie podría competir. En síntesis: se requiere una mirada lejana a la de los viejos esquemas ideológicos que siempre polarizaron al país. Algo más y obvio: la pobreza no disminuye haciendo que los trabajadores trabajen más con menores ingresos.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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