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jueves, 14 de abril de 2011

El vecino conflictivo: El nacionalismo de Ollanta Humala

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El vecino conflictivo: El nacionalismo de Ollanta Humala

Ser patriota no es igual a ser nacionalista. El patriota se identifica con su patria que es distinta a otras.
jueves, 14 de abril de 2011 - 45316 vistas
Ollanta Humala sostiene que ha cambiado y ha propuesto dejar de lado su Programa Político a cambio de un acuerdo por el bien del país. Simultáneamente, vuelve al estilo de la campaña electoral anterior, con declaraciones políticas sobre Chile que lejos de ayudar a fortalecer acuerdos y superar problemas con el vecino del Sur, tienden, cual atavismo, a crear problemas y conflictos, en donde debería haber voluntad de paz, integración y búsqueda de acuerdos. Resaltar lo que separa y no lo que une es una pésima política. En una campaña electoral eso es irresponsable.
 
El nacionalismo nace con la Revolución Francesa en 1789 y crece como movimiento que se extiende en Europa y por todo el mundo a partir de 1848 con el despertar de los pueblos que buscan terminar con las monarquías y construir los Estados – Nación. La formación de las naciones fue la etapa final de la vida de las monarquías, aún cuando muchas de ellas incorporaron las reivindicaciones nacionales. Se formó por ejemplo, el Reino de Italia en el siglo XIX. Todos los pueblos levantaron en un momento banderas nacionales para emanciparse. En América del Sur, la independencia surge como una reivindicación nacional y la búsqueda de independencia de España. De alguna manera, se puede afirmar que el nacionalismo cumplió en los siglos XVIII y XIX la voluntad política de formar Estados – Nación en todo el mundo occidental.
 
En los siglos XIX y XX,  los países coloniales levantan propuestas nacionalistas en la búsqueda de la independencia. Así, hay un nacionalismo indio, chino y en general asiático, de colonias que buscan su independencia de los países europeos. Esa búsqueda de independencia también creció en África y las ex colonias buscaron su independencia.
 
En el Perú del siglo XX el APRA se organiza como un partido nacionalista, imitando al Kuomintang que buscó la alianza de todas las clases sociales “contra el imperialismo”. Haya de la Torre añadió “contra el imperialismo y la oligarquía”. Haya forma un partido nacionalista y, más tarde el APRA. La propuesta originaria del APRA y del PAP es la que recupera Ollanta Humala para formar su partido nacionalista a la que suma la tesis étnica que no estaba en la ideología de Haya de la Torre pero sí en la idea Nazi. Por ello es que en los orígenes de la propuesta nacionalista de Humala encontramos “el etnocacerismo” que es la suma de una etnia a la proclamación de la emancipación de la nación. En las palabras del etno-cacerismo, la raza bronce que debe gobernar el Perú y toda América
 
El nacionalismo extremo
El punto más alto del nacionalismo europeo es el que suma al nacionalismo el socialismo. Nacen, como sabemos, en los años 20 del siglo pasado el fascismo y el nazismo como fusión entre las tesis socialistas y nacionalistas. Una suma que para los marxistas ortodoxos fue una traición ya que el marxismo se declaró siempre internacionalista. Incluso la lucha entre las dos grandes corrientes del comunismo europeo se produce cuando los socialistas en Alemania apoyan los créditos para la guerra. Los comunistas ortodoxos consideran que esto es una traición al principio internacionalista. León Trostki acusó a Stalin de traidor por su política nacionalista merced a la cual estableció relaciones de subordinación con los partidos políticos a través de la Tercera Internacional que fue la organización mundial que subordinó a todos los partidos comunistas a los dictados de Moscú. Lenin y antes Stalin consideraron valido invadir a los países limítrofes para imponer el comunismo. Eso hicieron con Finlandia después de la primera guerra mundial y lo mismo hicieron con Alemania, Polonia, Hungría, los eslavos del Sur, entre tantos otros, al final de la segunda guerra mundial.
 
Nazis y fascistas fortalecen el papel del Estado, exaltan el papel de sus naciones por encima de las demás pues sostienen que son naciones predestinadas por la historia. En el caso de Alemania nazi, suma al tema nacional y al papel del Estado en la economía el rol histórico de la raza (etnia) aria y su papel en el mundo. El resultado del nacionalismo exacerbado de Hitler y Mussolini lo conocemos: guerras, genocidio, intolerancia extrema, crímenes de lesa humanidad, destrucción total. Holocausto. En el caso de los comunistas, el papel del proletariado y su rol histórico de emancipador de la humanidad.
 
Nacionalismo y patriotismo.
Ser patriota no es igual a ser nacionalista. El patriota se identifica con su patria que es distinta a otras. Se ha afirmado correctamente que se puede ser patriota sin ser nacionalista. El nacionalismo al exaltar a la nación en forma exagerada otorgándole un papel mesiánico, excluye a las otras naciones, se arroga un papel escrito por la historia (Simón Bolívar o José Martí, manipulados según el caso) y les intenta imponer su hegemonía porque el líder nacionalista es dueño de la verdad. Su papel es que se cumpla el destino de la historia como pensaban los totalitarios marxistas y nazis. Por un lado el papel inexorable en la historia de la humanidad ya sea del proletariado impulsado por la lucha de clases y, por otro, el papel del la nación alemana y la raza aria de conquistar el mundo y librarla de todos los males.
 
Hugo Chávez es una versión de nacionalismo extremo en América del Sur en el que se unen nacionalismo, socialismo y estatismo. Vestido con una casaca diseñada con la bandera venezolana o unas camisas rojas estridentes y un discurso vacío y demagógico. Pero, simultáneamente buscando fortalecer el Estado e intentando imponer sus ideas a los demás países. Actúa con una política hegemonista, agresiva, intolerante, “polemizando”, buscando peleas verbales grandilocuentes con todos sus vecinos o armando o financiando a los “enemigos” de los gobiernos de los países que enfrenta. No establece relaciones basadas en los principios y las leyes internacionales. Actúa financiando o intentando imponerse sobre los países de América del Sur. En el caso de Chávez ha llegado a establecer relaciones “fraternas” de “hermanos” con regímenes totalitarios integristas como el de Libia e Irán.
 
Ollanta Humala y Chile.
Es absolutamente irresponsable, en una campaña electoral, formular declaraciones sobre temas internacionales. No sólo es provocador. Expresa una voluntad de usar un tema tan delicado como las relaciones internacionales con Chile con fines políticos. Mencionar problemas de la relación internacional en tono agresivo es una demostración de cómo podrían ser las relaciones de un gobierno de Ollanta Humala con el país vecino del Sur. Las declaraciones son inoportunas y demuestran que no ha habido un proceso de revisión de las tesis nacionalistas. En realidad revisarlas sería anular el sentido que tiene el nacionalismo de Ollanta Humala.
 
Este tema debería ser un asunto de reflexión nacional. Hoy viven en Chile oficialmente más de 110 mil compatriotas. Informalmente son  unos 40 mil más. Pese a los problemas del pasado, miles de familias se han instalado en Chile. Viven allí, trababan y se han ido integrando a la economía y a la sociedad chilena. Muchos de los problemas sociales se han ido resolviendo a favor de los inmigrantes peruanos a partir del diálogo entre los gobiernos de ambos países. Estas declaraciones “nacionalistas” ponen nerviosos a los peruanos en Chile, las que no son nuevas. En la campaña anterior fuero aún más agresivas. Esta vez pide autocrítica y perdón al país vecino en plena campaña electoral. Ha dicho que no va a declarar más pero ya lo hizo y ya creó una tensión innecesaria, salvo para fines electorales… ¿el fin justifica los medios?
 
Los socialistas de Ollanta Humala.
Los socialistas aliados de Ollanta Humala guardan silencio. No se sabe si están de acuerdo con él. Lo que sí es verdad es que una corriente de socialistas en el mundo, ante el colapso y desaparición de los estados totalitarios comunistas, se convirtieron al nacionalismo. Uno de ellos fue Slobodan Milosevic que produjo en Europa una guerra de exterminio genocida luego de la disolución de Yugoslavia. Milosevic, devenido en nacionalista, trató de imponerse sobre las otras naciones conformantes de la ex Yugoslavia o Eslavos del Sur, desatando una guerra en la que el genocidio de albanos kosovares, logrando renacer aquello que parecía negado para siempre en Europa: genocidio, campos de concentración, violación masiva de mujeres, torturas, asesinatos, entre otros dio lugar a la intervención de las Naciones Unidas para poner fin a las atrocidades. Nuevamente, el “socialismo” y el “nacionalismo” se dieron la mano, esta vez en los años 90 del siglo pasado.
Hoy, repito, los socialistas que acompañan a Ollanta Humala guardan silencio sobre sus declaraciones provocadoras contra Chile. Es irresponsable jugar en una campaña electoral a las pasiones nacionalistas. ¿Sería así un gobierno nacionalista de Ollanta Humala, es decir, el gobierno de un presidente agresivo, intolerante, que lejos de unir exalta las diferencias entre países y pueblos?
 
Las relaciones entre Perú y Chile.
Los países de Europa que hoy forman la Unión Europea, se entremataron durante siglos. Pasaron por la guerra de los cien años hasta llegar a las dos guerras mundiales originadas por el nacionalismo expansionista nazi. Luego de esas guerras empezó la reconstrucción de Europa, la creación de la CE y luego de la Unión Europea. Rechazado y derrotado el nacionalismo se estableció una política de diálogo, paz, integración y reconstrucción. Entre estos países hay más de sesenta años de cooperación económica, política, cultural, social. No hay más las guerras seculares. La legislación civilizada y su cumplimiento les han permitido avanzar hacia cada vez mayores niveles de cooperación para el bienestar de los ciudadanos. En algunos momentos han surgido en Francia con Le Pen y en otros países europeos tesis nacionalistas que han sido derrotadas. ¿Por qué en el Perú cuando estamos avanzando en el crecimiento económico y requerimos paz, unidad y búsqueda de acuerdos a través de vías civilizadas tenemos que recurrir a viejas y superadas ideas nacionalistas?
 
Las relaciones entre Perú y Chile, desde el lado económico, comercial, financiero, entre otros han avanzado notablemente. Hay inversiones peruanas en Chile e inversiones del país del Sur en el Perú. Son desiguales por el mayor poder económico chileno pues empezó sus reformas económicas con dos décadas de anticipación. Miles de chilenos viajan todas las semanas a Tacna a realizar compras, disfrutar de la gastronomía, realizar consultas médicas y cirugías, además de conocer y visitar el país. Esa presencia es un aporte a la economía del sur del Perú como es un aporte la presencia de miles de trabajadores peruanos en Chile. Son miles de millones las inversiones chilenas y peruanas en ambos países, las que dan empleo y generan desarrollo. Hay problemas en cada caso que como en los países avanzados se resuelven a través de los medios adecuados.
 
Ollanta Humala, aparentemente, no quiere percibir ni entender el aspecto positivo de las relaciones peruano-chilenas, exaltando las diferencias, los problemas, los conflictos que siempre existen y existirán entre todos los países.
 
El desarrollo de los países requiere paz, estabilidad, orden y un espíritu abierto de entendimiento e integración. Las políticas frente a Chile de Ollanta Humala son reaccionarias e introducen un espíritu conflictivo en donde debería haber espíritu de cooperación. El silencio de los que lo acompañan habla por sí mismo.
 
Si no hay una rectificación clara, conceptual y práctica consistente, Ollanta Humala si ganara las elecciones presidenciales se convertiría en un gobernante conflictivo que no ayudaría a construir la paz el progreso entre los países. ¿Sería el vecino díscolo, conflictivo, que no ayudaría a construir una vida mejor para todos? ¿Sería el nuevo Chávez en esta zona de América del Sur?

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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