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jueves, 28 de junio de 2012

¿Es el gobierno de Ollanta Humala de “derecha”?

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¿Es el gobierno de Ollanta Humala de “derecha”?

jueves, 28 de junio de 2012 - 41756 vistas
Estoy totalmente en desacuerdo con utilizar las viejas categorías de “izquierda” y “derecha” cuando han pasado ya varios siglos desde que se empezó a usar esta nomenclatura para definir a los que están por el cambio/progreso y a los que están en la “reacción”/oposición al cambio. Hoy resulta falso decir que, por ejemplo, los comunistas -que pasaban por ser gente progresista o de “izquierda”- luego de que se descubriera la farsa del comunismo que imperó setenta años en Rusia y que impuso un régimen reaccionario que aplastó las libertades, estableció una dictadura totalitaria de partido único y que jamás convocó a alecciones, canceló todas las libertades, creó una burocracia corrupta, se mantuvo a través de la represión y asesinatos masivos, que sometió a campos de concentración a millones de personas hasta eliminarlas, que amenazó al mundo con armas atómicas y que estancó su economía con una planificación centralizada paralizante, pueda ser mencionado como progresista. En el Perú, los que se oponen a la inversión minera, que rechazan la construcción de centrales hidroeléctricas y reservorios, que agitan y movilizan a la gente azuzando sus miedos ancestrales y prejuicios para que actúe con violencia criminal, que sabotean la educación y la producción, que se oponen a los TLCs y al comercio mundial que favorece al Perú y que defienden tesis proteccionistas que ni los empresarios más conservadores quieren, puedan ser fuerzas que representen el progreso.  
 
Por esta vez, usaré la vieja nomenclatura de “izquierda” y “derecha”. ¿Es Humala de “derecha”, conservador, pro gran empresa, “antipopular”? La izquierda radical, lo acusa de haberse vendido a las mineras, de practicar el montesinismo, reprimir al pueblo y de favorecer a los ricos. Los más benévolos sostienen que Ollanta Humala ha sido arrinconado y que “el gran capital” y los “grandes empresarios” lo tienen asustado y que éste, por temor, ha abandonado “la gran transformación”.
 
Es importante recordar que con enorme pragmatismo, Ollanta Humala expresó su proyecto político, en la última campaña electoral en tres documentos: La Gran Transformación (diciembre 2010),  la Hoja de Ruta (LINEAMIENTOS CENTRALES DE POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL PARA UN GOBIERNO DE CONCERTACIÓN NACIONAL,13/5/2011)  y en el Juramento por la democracia contra la dictadura (19/5/2011) en la Casona de San Marcos ante un grupo de políticos, periodistas y personas que asumieron el papel de garantes de su proyecto político gubernamental.
 
¿Hay en estos tres documentos hay puntos en común? Lo que los une es la necesidad de un cambio en el país. Pero, el Juramento y la Hoja de Ruta, expresan un cambio respecto de la Gran Transformación. Este documento, de consistencia estatista es dejado de lado por los dos primeros, por los cuales Ollanta Humala se acerca hacia el centro político y asume posiciones modernas en relación a la economía, el mercado, la democracia, la inclusión social, las libertades, el cumplimiento de la Constitución, las leyes, los contratos y los derechos ciudadanos. Ollanta Humala,  incrementa sus votos en un veinte por ciento y gana la segunda vuelta. Sin ese cambio de programa, difícilmente ganaba las elecciones.
 
Tanto la Hoja de Ruta como el Juramento, implican un cambio en la posición política que se ha ido expresando en el ejercicio del gobierno. Tal vez los que lo acompañaron, no están hoy en el gobierno y lo acusan de derechista  pensaban que la suscripción de los nuevos compromisos eran estratagemas o maniobras tácticas para ganar las elecciones.
 
Ollanta Humala, no sin dificultades ha ido definiendo y está aplicando una propuesta por la cual asume, por ejemplo, el respeto a los contratos entre el Estado y el sector privado nacional y extranjero pero con un cambio, en el caso de la minería: “una nueva minería” que pone varios énfasis: respeto a las leyes, al medio ambiente, compromiso social e incremento de los impuestos. En el caso de Conga, la expresión concreta de esta política se encuentra en el Peritaje Internacional con técnicos independientes, que supervisan el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto minero aurífero de Conga. El Gobierno asume las recomendaciones de los peritos,  cosa que ha hecho, también,  en los últimos días la empresa inversionista, en las que se preserva e incrementa la provisión de agua con una política de respeto al medio ambiente. Asimismo, la empresa acepta, las propuestas de impacto social del Gobierno Nacional para el proyecto. No hay, por donde se le mire, una posición pro minera ni anti minera. Se ha buscado, en este punto, una posición equilibrada, de centro. La respuesta de la extrema izquierda ha sido de rechazo y la de la izquierda aparentemente más moderada, CxC, la de apoyo a la posición que levanta Patria Roja con la esperanza de desgastar al Gabinete que preside  Óscar Valdés y, así, volver al Gobierno.
 
En el conflicto de Espinar, el Gobierno propuso, desde el comienzo de la huelga encabezada por el alcalde Óscar Mollohuanca y el Frente de Defensa de Espinar de Herbert Huamán, una propuesta de diálogo que fue rechazada con extrema violencia. Mollohuanca y Huamán, en una competencia autodestructiva por el liderazgo, radicalizaron su extremismo, rechazaron a la comisión preparatoria de viceministros de Estado, extremaron la violencia, secuestraron, golpearon y maltrataron a un Fiscal, incendiaron el vehículo oficial que lo transportaba. Además de ello, intentaron tomar la mina, se enfrentaron con cruel violencia con huaracas –armas de guerra desde siempre-, bloquearon carreteras y amenazaron a la gente que no paraba. Hubo dos muertos y más de setenta heridos, la gran mayoría policías. Se declara el Estado de Emergencia, el Poder Judicial capturó a Mollohuanca y a Huamán. El segundo sale libre a las pocas horas y el primero es encarcelado y luego liberado por el propio Poder Judicial que traslada, de acuerdo a las normas, el proceso a Ica.  El Gobierno insiste en el diálogo que se instala con éxito con el alcalde Óscar Mollohuanca liberado. Se levanta el Estado de Emergencia y el diálogo continúa con Espinar tranquilo.
 
Los dos ejemplos son muy claros. Sin embargo, la “izquierda” afirma que el gobierno es represivo, que usa métodos montesinistas, que el Presidente del Consejo de Ministros es un pragmático fujimorista que usa métodos montesinistas y que el gobierno trabaja para las transnacionales. Nada de esto parece ser cierto. Poner orden no es privativo de la “derecha”. Hacer uso de la coerción para imponer la ley y el orden, tampoco. ¿Hay violación de los derechos humanos? No, pero las ONGs de la “izquierda”  afirman que sí.
 
En el plano social el Gobierno de OH, ha creado el ministerio de Inclusión social que está impulsando aquello que está en la Hoja de Ruta: Cuna Más, Beca 18, Pensión 65, aumento del salario mínimo a 750 soles,  ampliación de Juntos, entre otros.
 
En política macroeconómica,  se plantean políticas para la sostenibilidad de precios -la inflación del Perú es una de las más bajas del mundo pese a que en el sector popular la percepción es de incremento de precios- y políticas fiscales contracíclicas, lo que se está aplicando. El Perú tiene récord en reservas y sigue creciendo en medio de la crisis mundial.  En cuanto a políticas sobre inversión, las propuestas de la Hoja de Ruta se están cumpliendo: promoción de la inversión privada nacional y extranjera,  explotación social y ambientalmente sostenible de los recursos naturales,  promoción de la biodiversidad en la agricultura, etc. Hay problemas en las políticas educativas, en el impulso real a las PYMES y en las concesiones para la inversión extranjera y nacional en infraestructura, estratégica para el desarrollo del país.
 
El Gobierno tiene problemas en la lucha contra la corrupción, especialmente entre sus propios partidarios en el Congreso.  Ha instalado una Megacomisión para investigar al Gobierno del ex presidente Alan García pero no hay una legislación más práctica que consiga resultados en la lucha contra la lacra de la corrupción instalada en todos los estamentos del Estado.
 
El gobierno en general, en los once primeros meses está cumpliendo sus compromisos. No hay visos de control del Poder Judicial ni de la Fiscalía.
 
La pregunta, ¿es el gobierno de Ollanta Humala de “derecha” o está aplicando el programa de centro que asumió en la Hoja de Ruta y el Juramento? Si la respuesta es positiva, ¿por qué sus aliados lo acusan de ser de “derecha”? Tal vez porque han pretendido que OH aplique el programa denominado la Gran Transformación y los aliados externos de la campaña como Patria Roja pretenden imponer sus posiciones políticas chavistas. En el lado aún más extremo, los ex MRTA o los militantes del MIR Dignidad y otros grupos ultra radicales, consideran que Ollanta Humala es pro minero, mentiroso y antipopular. Ya no están en la guerrilla terrorista. Ahora promueven una estrategia comunista insurrecionalista ortodoxa: la agitación y movilización de masas, dentro de los lineamientos del ALBA.
 
Los del nuevo partido Ciudadanos por el Cambio (CxC) critican a Ollanta Humala por haberlos sacado del Gobierno. El momento en que se produce su salida, los CxC, comenten serios errores en su actuación en el Gobierno, ya sea por falta de experiencia gubernamental, por un estilo de debate interno con declaraciones públicas y por su debilidad frente a Patria Roja y los grupos extremistas.
 
Los socialistas ex PUM y los radicales antimineros de Gana Perú, (Rimarachín, Verónica Mendoza, Coa entre otros) vuelven a sus posiciones extremistas y se alejan de la Hoja de Ruta. Intentan formar un grupo parlamentario propio pero no pierden la esperanza de volver cosa que sucede,  también, con CxC, que se han unido en algunos momentos y puesto de perfil en otros frente al accionar de los extremistas, con el fin de sacar a Óscar Valdés del Gabinete y volver dentro Consejo de Ministros renovado, encabezado, nuevamente, por Salomón Lerner. Están a la espera y realizando sus movimientos con miras al 28 de julio.
 
Finalmente, la campaña en contra de la “derechización”, pretende que Ollanta Humala vuelva al lado de sus críticos. En la relación extraña y difícil entre socialistas y nacionalistas, los primeros que habían encontrado al militar que les aupara al poder -como ocurrió a lo largo de la historia entre los partidos comunistas que utilizaron a militares progres, empresarios nacionalistas o partidos radicales como mascarón de proa-  han sentido que perdían el control en una apuesta en la que abandonaron sus propios proyectos políticos, programáticos y orgánicos, cosa que no hicieron los comunistas en el siglo pasado. Ellos, que siempre buscaron su “militar progresista” mantuvieron su organización política independiente. Aquí todos se sumaron al barco de Gana Perú y ni siquiera quemaron sus naves. Simplemente, no las construyeron, a diferenciad de Patria Roja.
 
Ollanta no ha virado a la “derecha”. Se mantiene, aún, en la Hoja de Ruta y en la sensatez, por el bien del país.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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