Enseñanzas para la Vida y el Gobierno
sábado, 1 de setiembre de 2012 - 40933 vistas
Confucio (Kong Fu Zi, Maestro Kong), nació hace más de 2500 años en China. Es conocido como el Kant chino. Su influencia en Asia fue decisiva por más de dos milenios. En la construcción del desarrollo y del progreso de los países asiáticos sigue siendo un factor fundamental. Kon Fu Zi, aboga por una política enraizada en fundamentos éticos. Es el creador de la “meritocracia”, concepto que consiste en una preparación, educación, estudios, exámenes y una práctica intensa para ocupar cargos públicos. El pensamiento del Maestro Kong reviste enorme importancia en el mundo y en el Perú, en circunstancias en que la política se ha degradado hasta el límite, alcanzando las más altas esferas y los más bajos niveles de gobierno y de la sociedad. Federico Nietzsche llamóprostitución de la inteligencia a la degeneración de la política. La política sin valores éticos es como un barco sin rumbo. No llega a ninguna parte y solo produce infelicidad.
La política alejada de la moral es un simple negociado, ajeno a los intereses de la sociedad humana, del país y del Estado. Carente de un horizonte moral, la política se desliza hacia los más bajos instintos y hacia los delitos. Recuperar el valor de la política es tarea del día. Se han escogido algunos pasajes de la reflexión de Confucio (Kong Fu Zi, Maestro Kong). El estilo chino parece repetitivo pero tiene un sentido, una lógica interna que hay que entender. Es un pensamiento claro y preciso. Como sostenía Inmanuel Kant, tenemos que atrevernos a pensar, rompiendo con la minoría de edad, transformándonos en sujetos morales, capaces de -en el ejercicio de nuestra libertad-, hacer uso de la razón; y con la fuerza de nuestra voluntad, actuar en el cumplimiento de nuestras responsabilidades. No hacerlo es actuar con cinismo o con debilidad de carácter. Hoy se requiere líderes de carácter capaces de ir contra la corriente de la corrupción. Ese es el interés de la mayoría de los peruanos.
Da Xue
Estudio de lo Grande
Kong Fu Zi
“El camino del estudio de lo grande consiste en hacer lucir la luciente virtud, en intimar con el pueblo y detenerse en la excelsa bondad. Cuando se conoce la meta en la que hay que detenerse, entonces se tiene determinación; con determinación, entonces se tiene quietud; con quietud, entonces se tiene tranquilidad; con tranquilidad, entonces se puede deliberar; deliberando, entonces se puede obtener. Las cosas tienen raíz y copa. Los acontecimientos tienen principio y fin. Conocer lo que es previo y lo que es posterior es acercarse al camino”.
“En la antigüedad, los que deseaban hacer lucir la luciente virtud en todo cuanto existe bajo el Cielo, previamente gobernaron sus principados. Los que deseaban gobernar sus principados, previamente ordenaron sus familias. Los que deseaban ordenar sus familias, previamente compusieron sus personas. Los que deseaban componer sus personas, previamente rectificaron sus corazones. Los que deseaban rectificar sus corazones, previamente hicieron auténticos sus pensamientos. Los que deseaban hacer auténticos sus pensamientos, previamente extremaron sus conocimientos. El extremar los conocimientos está en percibir la dimensión de las cosas. Cuando se percibe la dimensión de las cosas entonces se tiene el grado más excelso del conocimiento. Cuando el conocimiento está en su grado más excelso, entonces los pensamientos se hacen auténticos. Cuando los pensamientos se hacen auténticos, entonces los corazones se rectifican. Cuando los corazones están rectificados, entonces las personas se componen. Cuando las personas están compuestas, entonces las familias se ordenan. Cuando las familias están ordenadas, entonces los principados se gobiernan. Cuando los principados están gobernados, entonces cuanto existe bajo el Cielo se pacífica.
Desde el hijo del Cielo hasta la multitud de los hombres, para la totalidad (el uno), la raíz está en la composición de las personas. No existen casos en los que la raíz está revuelta (alborotada) y, en cambio, la copa está gobernada o en lo que lo denso sea diáfano y lo diáfano sea denso. A esto se llama conocer la raíz. A esto se llama hacer que el conocimiento llegue hasta su grado excelso”. “Hacer auténticos los pensamientos significa no engañarse a uno mismo. Es como aborrecer los olores aborrecibles y amar los colores amables. A esto se llama satisfacerse a uno mismo. Por ello, el soberano (de sí mismo) es cauteloso cuando está solo, mientras que el hombre pequeño cuando mora apartado actúa en contra de la bondad y no hay lugar al que no llegue; cuando ve al soberano, entonces se disfraza, abandona su acción contraria a la bondad y se viste de bondad. Los hombres lo miran y es como si viesen sus pulmones y su hígado, entonces, ¿dónde está la ventaja? Por eso se dice que lo auténtico está en lo interno y la forma en lo externo. Por ello, el soberano (de sí mismo) deberá ser cauteloso cuando está sólo”.
“Llamamos composición de las personas a la rectificación del corazón. Cuando la persona tiene cólera, no obtiene la rectificación Cuando la persona tiene temor, no obtiene la rectificación. Cuando la personas tiene dudas, no obtiene la rectificación. Si el corazón no está presente, se mira pero no se ve, se escucha pero no se oye, se come pero no se conocen los sabores. Nos referimos cuando decimos que la composición de la persona está en la rectificación del corazón”. “Decimos que el ordenamiento de la familia está en la composición de la persona, Los hombres se desvían por la intimidad por querer, se desvían por el desprecio y el aborrecimiento, se desvían por el temor y la veneración, se desvían por la pena y la conmiseración, se desvían por el orgullo y la arrogancia”. “Por lo que llamamos gobernar el principado se deberá previamente ordenar la familia. No es posible que no se pueda enseñar a la familia y en cambio se puede enseñar a los otros hombres. Por ello, el soberano no sale de su familia y completa enseñanza de su principado. Piedad filial, para servir al soberano. Obediencia fraternal, para servir a los mayores. Caridad, para mandar a las multitudes”. “La riqueza da brillo a las casas y la virtud da brillo a las personas. Corazón amplio y cuerpo grueso.
Por ello, el soberano (de sí mismo) deberá hacer auténticos sus pensamientos”. “Cuando en la familia hay Humanidad, en el principado surge la Humanidad. Cuando en la familia hay tolerancia, en el principado surge la tolerancia. Cuando en el hombre hay codicia y perversión, en el principado se produce la revuelta. Así es su mecanismo. De que el dicho de que una palabra hace fracasar el negocio y de que un hombre puede determinar la suerte del principado”.
Es claro el pensamiento de Confucio abogando por el cambio en la persona, en “uno mismo”. Si alguien no se puede gobernar así mismo o a su familia menos podrá gobernar un “principado” o un país. Por eso, enseñaba a gobernarse uno mismo, poniendo orden en el pensamiento y en los sentimientos, es decir, en los valores. Se ha dicho que la economía en el Perú va bien pero que la política va muy mal, que cada día hay mayores escándalos y menores razones para sentir seguridad, alegría y orgullo en las instituciones y en sus líderes. Fracasan las personas y se debilitan las instituciones. Los ciudadanos dejan de creer y se generan las condiciones para el delito y el caos.
El factor fundamental para la acción política es el orden interno que comienza con la persona y las instituciones. No se puede gobernar a otros si uno no se puede gobernar asimismo. Y, para hacerlo, se requiere estudiar lo “Grande” y actuando sobre nuestro pensamiento, nuestra conciencia y nuestras emociones. Si el Perú y sus gobernantes (presidente de la República, presidentes Regionales y Alcaldes) no actúan sobre profundos cimientos éticos éticas, el camino del desarrollo y de una mejor calidad de vida de la gente, estará muy lejos de ser conquistado.
Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com
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