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lunes, 10 de setiembre de 2012

Alianza Lima y la Selección Peruana de Fútbol, Alianza Corazón

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Alianza Lima y la Selección Peruana de Fútbol, Alianza Corazón

lunes, 10 de setiembre de 2012 - 42017 vistas
Jefferson Farfán, Paolo Guerrero, Claudio Pizarro, André Carrillo formaron la ofensiva de la Selección Peruana frente a la de Venezuela. La ofensiva de La Victoria. El club blanquiazul aporta jugadores y una cultura futbolística: fútbol con corazón, alegre, quimboso y de calidad, enraizado en las raíces nacionales.
 
Al último mundial que asistió el Perú, España 1982, la ofensiva peruana estaba encabezada por Teófilo Cubillas y en el mediocampo nada menos que César Cueto y José Velásquez, uno de los mejores de la historia del fútbol peruano. En los mundiales de México 1970 y Argentina 1982, la ofensiva y el medio campo peruano estuvo formado por Pedro “Perico” León, Julio Baylón, Hugo “Cholo” Sotil, Teófilo Cubillas, Guillermo La Rosa, entre otros.  Es imposible dejar de destacar a un jugador elegante, inteligente y pícaro, Víctor “Pitín” Zegarra que es historia viva blanquiazul. Siempre el aporte de Alianza Lima en el fútbol nacional, el mediocampo y la ofensiva peruana fue decisivo, sin considerar épocas anteriores, que dejaron grabado en el corazón del pueblo, nombres como los de Alejandro Villanueva y “Chocolatín” Heredia, José María Lavalle, Juan Joya, Víctor Benítez, entre tantos otros de diversas generaciones de genios aliancistas.
 
Los jugadores de Alianza Lima juegan hoy en Alemania y Portugal. Allá se encuentran los recién “exportados” como Paolo Hurtado en el Pasos de Ferreira y Carlos Ascuez que juega en el Benfica. En el campeonato actual destacan José Cánova, Jorge Bazán y José Yordy Reyna. Todos juveniles que empiezan a  brillar en el primer equipo profesional, obligados  a asumir responsabilidades, acelerando su proceso de maduración emocional, mental y física, en circunstancias adversas para el Club, luego que un puñado de calamitosos y deshonestos dirigentes pusieron en la quiebra y al borde de la baja al Club de La Victoria. Alianza Lima, como el Perú, superará estos momentos como el Perú ha superado épocas de gobernantes nefastos que instalaron la ruina moral y económica en el país.
 
¿A qué se debe la presencia permanente de Alianza Lima, en las buenas y en las malas, en la Selección Peruana y en los momentos gloriosos del fútbol peruano?
 
Alianza Lima está instalado en el inconsciente colectivo nacional, en el corazón del pueblo. Forma parte de la cultura popular del Perú, especialmente, de la cultura afroperuana-mestiza-criolla-popular-costeña-amazónica. Alianza Lima es el Club más querido en los pueblos del Oriente peruano pero está, también, en los pueblos de la Sierra del Perú. En el Ande peruano también habita Alianza Lima. Pero el corazón de Alianza Lima es lo criollo costeño-popular afroperuano-zambo-mestizo-sinoperuano-nipón-peruano-cholo-emprendedor.
 
Alianza Lima, expresa la cultura popular instalada en el Señor de los Milagros, la comida criolla y afroperuana, la música, la danza y el baile criollo y mestizo, alegre, ingenioso, sandunguero que echó sus raíces en un amplio sector de jóvenes peruanos de origen popular para quedar allí para siempre. Ese mundo popular en permanente evolución sigue siendo aliancista en diferente forma. Sus jugadores son ahora jugadores del mundo. Ganan decenas de millones de dólares y euros, están globalizados, instalados en las redes sociales y en el imaginario de otros países del mundo. Curiosamente, en Alemania, uno de los países más avanzados, educados, cultos y disciplinados del mundo, juegan Paolo Guerrero, Claudio Pizarro, Jefferson Farfán y Carlos Zambrano (hincha de Alianza Lima), que son la esencia de la Selección Peruana. Alianza Lima está en Alemania pero también Alemania está en el Perú, pues el crecimiento profesional de estos jugadores se produjo en este país, aún cuando hoy Guerrero, juega en Brasil, en el equipo más popular de Sao Paulo, Corinthians.
 
Entre los grandes males que han causado los pésimos e indescriptibles dirigentes de Alianza Lima ha sido el hacer enorme daño a la cultura del pueblo aliancista. Contratando jugadores y entrenadores de mala calidad que no respetaron el estilo del fútbol peruano y que intentaron, sin éxito, hacer del futbolista de grone, un jugador de otras raíces, matando su libertad, su ritmo interior y su creatividad.
 
Los  inefables últimos dirigentes de Alianza Lima, han vendido a los jugadores aliancistas como si se tratara de vender productos en un remate. En el malvado afán de ganar dinero, vendieron y dejaron partir a jugadores que estaban en pleno proceso de formación y consolidación. Ese daño en algunos casos ha sido irreparable, y no vale mencionar nombres. El daño ha sido hecho y no debe repetirse. Alianza Lima, en el afán de resolver los problemas económicos inmediatos, no puede seguir rematando jugadores en una venta que sólo beneficia a los intermediarios comisionistas.
 
El mal ex dirigente de Alianza Lima nunca supo conectarse con el interés y el sueño del futbolista aliancista que usaron el paternalismo permisivo, la demagogia y el populismo para ocultar el maltrato, el abuso, la falta de respeto y un extraño y señorial racismo que jamás pudieron ocultar, pues lejos de sentir y de pensar en hacer lo mejor al servicio de la institución popular, dedicaron sus mayores esfuerzos a utilizar en beneficio propio a la institución blanquiazul.
 
Uno de los mayores daños de los deshonestos dirigentes ha sido su incapacidad con uno de los males del fútbol peruano: la indisciplina. Los dirigentes no tenían la autoridad moral para poner orden porque no tenían orden en sus vidas y menos podían ayudar a algunos jugadores provenientes de hogares con carencias materiales, ausencia de padre y necesidades básicas insatisfechas.
 
El futbolista de Alianza Lima, cuando asume responsabilidades y una disciplina consciente, obtiene logros importantes. Es allí donde se requiere un cambio en la cultura popular aliancista. Alianza Lima es corazón, alegría, juego creador, quimba, habilidad, ritmo y jarana, pero tiene que ser, también, disciplina, orden, competitividad a fin de alcanzar la gloria.
 
La labor del dirigente no es buscar ser “popular” y seguir la corriente imperante. Eso es populismo y altamente pernicioso. El dirigente tiene que actuar con responsabilidad y capacidad para tomar decisiones en bien del jugador, del Club y del fútbol peruano.
 
¿Es posible un renacimiento de Alianza Lima y del fútbol peruano? Sí, siempre y cuando se deje de lado el populismo, el paternalismo demagógico y el racismo furtivo, para asumir una actitud de respeto, trabajo, apoyo y rescate de lo mejor de la cultura popular del pueblo aliancista y se trabaje por incorporar valores como la disciplina, la tenacidad, el esfuerzo, la ambición por alcanzar grandes objetivo. En el deporte como en otras actividades humanas se trata de alcanzar la gloria, trascender, dejar un ejemplo en el camino interminable de la superación del ser humano.
 
Alianza Lima y el fútbol peruano tienen que librarse de los que encarnan lo peor de la cultura peruana: el oportunismo, el populismo, el racismo, la rapacería, el engaño y la mentira, en suma la cultura de la pendejada,  como forma de vida. Esos anti valores que forman parte de la cultura mediocre de un sector de la sociedad peruana, tienen que superarse radicalmente. No puede haber conciliación con eso valores que tienen atrapado al fútbol.
 
Los hinchas y las barras de Alianza Lima deben abandonar los cánticos que llaman a la violencia en ritmos importados que abandonan las raíces populares peruanas. Los periodistas deben tener sentido crítico y no servir a malos dirigentes y exaltar a jugadores violentos, mediocres e indisciplinados. Los periodistas comprometidos con el fútbol tienen que promover la disciplina, el honor, el respeto y espíritu de trabajo y esfuerzo, dejando de lado lo superficial y subalterno. 
 
Alianza Lima puede volver a ser la alegría del pueblo. Se trata de  recuperar su cultura, su identidad: música, danza, creatividad y optimismo frente a la adversidad; sumando valores  modernos a la tradición: el ejercicio de la libertad con responsabilidad, la igualdad, el respeto mutuo, la competitividad, el trabajo en equipo o asociatividad, el liderazgo, la innovación y la búsqueda incesante de la superación y el éxito.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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