viernes, 29 de marzo de 2024  
SanJuandeLurigancho.com
Oswaldo Carpio

Oswaldo Carpio

domingo, 21 de julio de 2013

La prostitución de la política y la moral de la pendejada

SanJuandeLurigancho.com > Columnistas > Oswaldo Carpio

La prostitución de la política y la moral de la pendejada

La corrosión del carácter
domingo, 21 de julio de 2013 - 37716 vistas
En nuestro país desde hace décadas se fue abriendo camino la moral de la pendejada hasta llegar al centro, al cogollo, del poder del Estado aún cuando ya había llegado antes al centro de los partidos políticos.
 
Los “vladivideos” pusieron al descubierto la podredumbre de la política en las más altas esferas del poder. En los videos y los audios, aparecen dirigentes claves de los partidos –Agustín Mantilla, por ejemplo, que había sido Secretario General del PAP, asesor y vice-ministro y ministro del Interior durante el primer gobierno de Alan García(1985/1990)-;  empresarios, alcaldes, congresistas, periodistas, dueños de medios de comunicación, entre tantos otros que demostraron que el dinero lo es todo que se manifestó como acto fallido en el juramento “por Dios y por la plata”, que puso al descubierto el auténtico propósito de un amplio sector de políticos en el poder.
 
“Salvo el dinero todo lo demás es ilusión” parecían sostener como tesis los que firmaron la carta de sujeción, su adhesión total al Fuji-montesinismo. Recibieron a  cambio, millones de dólares en grandes rumas de efectivo.
 
Son varios centenares de generales de las FFAA y Policiales, además de altos funcionarios y autoridades, los que recibieron millonarias sumas a cambio de su colaboración incondicional al régimen que tenía planeado hacerse del poder por varias décadas. El régimen de Fujimori-Montesinos cayó pero la política siguió siendo igual o peor. Algunos aprendieron a ser cínicos y consideraron a los mafiosos sus maestros.
 
La historia de la corrupción es tan antigua como la república y el virreinato. Pero, también viene del Imperio de los Incas, período en el que la guerra entre los hermanos por el poder, por ejemplo, llevó al saqueo y a la destrucción y quema, incluso,  de las momias sagradas de los fundadores del Imperio por Atahualpa. La lucha por el poder siempre fue brutal y profusa en terribles despojos y abusos.
 
El prebendalismo, la corrupción y la doble moral existente, es el viejo origen de la moral de la pendejada. Viene de lejos y se ha convertido en una cultura, la cultura del robo, el saqueo, el hurto, la prebenda y el patrimonialismo. De allí hacia delante hubo períodos de corrupción más aguda y generalizada.
 
El Gobierno militar -octubre de 1968 a julio 1990- pactó la impunidad con el nuevo gobierno civil. Fue una de las condiciones de la negociación. Ningún militar fue procesado. Tampoco los funcionarios civiles que colaboraron con la dictadura. Fue la impunidad absoluta.
 
Entre 1985-1990, el gobierno del PAP con Alan García no sólo fue el régimen de la hiperinflación, el estatismo, el no pago de la deuda externa, los dólares MUC, el control de precios y su consecuencias la especulación y el acaparamiento; las devaluaciones informadas para institucionalizar la especulación. También fue el régimen de la hiper-corrupción.
 
Entre abril de 1992 y noviembre del 2000, el gobierno de Alberto Fujimori-Vladimiro Montesinos, fue el de la hipercentralismo, la concentración del poder y de la corrupción a niveles nunca vistos en el que se envileció a todos los poderes del Estado, a los medios de comunicación, la prensa y a los empresarios que llegaban al SIN a “pedir favores”. Según decían, esa era la realidad y había que ser realistas: negociar con el poderoso de turno, pedir algo y dar algo a cambio: una declaración de apoyo, una crítica a alguien que destacaba o un apoyo abierto al régimen. En ese período se prostituyó la prensa, la política y todo el poder.
 
Hubo un remanso en el Gobierno de Valentín Paniagua, que no fue elegido, curiosamente, en las urnas.  De julio de 2001 a julio del 2006 -en el Gobierno de Alejandro Toledo- por lo visto, la corrupción también actuó escondidas, como siempre, en las esferas del gobierno y del Estado.
 
Algunos quebrados económicamente, luego de ese gobierno pasaron a ser dueños del nuevo negocio en el Perú: gastronomía y construcción sin que nadie se pregunte cómo es que se logró tanto éxito en tan poco tiempo. Con Alejandro Toledo hubo escándalos y monumentales mentiras. El manejo del Estado fue poco escrupuloso. La familia del ex presidente Toledo pensaba que había llegado al poder para hacer lo que siempre se hizo en anteriores gobiernos. El hurto más claro y por el que nadie reclama fue el dinero de la Marcha de los Cuatro Suyos en el que la donación de un millón de dólares para financiarla –George Soros fue el donante- terminó en la cuenta personal de un sobrino del ex presidente. Se denunció pero nadie quiso escuchar, mirar y tampoco reclamar. Seis años más tarde, sale a luz la compra de propiedades por 5 millones de dólares de un fondo de 20 millones de dólares que el sujeto Yosef Maiman decidió invertir en propiedades con la suegra de Alejandro Toledo. ¡20 millones de dólares guardados varios años para ser “invertidos en el Perú” nada menos que desde Costa Rica!
El segundo Gobierno de Alan García (2006-2011) parece haber sido un viaje al pasado, una vuelta a lo mismo. Se investiga pero, probablemente, no se llegue a nada.
 
Y, con Ollanta Humala y Nadine Heredia, empieza una “nueva” política en la que la “honestidad hace la diferencia”. Buen lema pero no sabemos, aún, si buena práctica.
Hemos llegado al momento actual y no hay cambios, porque la moral patrimonialista y prebendalista ha llegado a su cúspide: la moral de la pendejada, controla el poder político y está generalizada en la sociedad y se expresa en un lenguaje simple: “A pendejo, pendejo y medio”, “si no lo hago yo, lo hace otro”, “cómo es, cuánto hay”,  “cómo es la mermelada”, “cuánto me toca de la ‘mamita”, “sería un sonso si no la hago”. Todo se ha relativizado. El carácter de la sociedad peruana está debilitado, es complaciente. El relativismo moral ha ganado enorme espacio.
 
Y si la moral de la pendejada se ha impuesto en la sociedad y en el Estado, en el nivel más bajo de la sociedad reina el sicariato, la extorsión, el pago de cupos por “protección”, el crimen,  la coima generalizada. A todo ello se suma el narcotráfico y el narcoterrorismo. Las instituciones que deben combatirlo también están atravesadas por la corrupción. No es asunto sólo de unos grupos. Es un tema transversal: existe una cultura de la corrupción ya instalada en el Estado y en la sociedad. 
 
El discurso de la pendejada se ha impuesto. Ese discurso y su práctica ha llegado al punto extremo del desprecio a la vida. En los últimos treinta días han muerto más de 100 personas en graves accidentes de tránsito en el país. Cientos de personas quedan lisiadas para siempre. ¿Alguien en el Estado, los partidos, la sociedad en general ha reaccionado como con la “repartija”? Muy pocos y en los diarios, ya las muertes se informan en página interior. Los criminales vuelven a manejar. Las empresas luego de un tiempo siguen funcionando.
 
Existen, hoy en el país, organizaciones criminales dedicadas a la apropiación ilícita y al lavado de activos que publican revistas, realizan campañas difamatorias, enjuician a los que se atreven a criticar, investigar o denunciar. Tienen contactos en todas las instituciones del Estado, desde el Congreso de la República, los Gobiernos Regionales, la fiscalía, el poder judicial y los medios de comunicación. Todos lo saben y es poco lo que se hace.
 
Lo que existe en la sociedad se refleja en los partidos políticos y en los diversos niveles del Estado.
 
En el Perú hay una corrupción del carácter. Estamos débiles. Callamos por miedo o porque es más cómodo no pelear contra el mal.
 
¿Cuál es el discurso moral de la sociedad peruana frente al discurso de la corrupción?
¿No es la repartija, el reparto de cargos públicos, una forma de corrupción del carácter?
¿No se ha prostituido la política al debilitarse el carácter de los ciudadanos?
Requerimos un liderazgo de carácter.
 
Es cierto que la forma como se actúa en el Congreso de la República es el resultado del control absoluto de los partidos por una ínfima minoría cupulera y la repartija es una costumbre que tiene décadas, razón por la cual se ha perdido conciencia de lo que se hace, además que los políticos están acostumbrados a no rendir cuentas. Esa cultura de la corrupción del carácter es parte esencial de la cultura política realmente existente.
 
La diferencia es que hoy con el crecimiento de la clase media y con las nuevas tecnologías de comunicación e información se ha facilitado la creación de las redes sociales –ambos inventos de la democracia y la libertad en norteamericana- los ciudadanos tiene más posibilidades de informarse y rechazar la corrupción, las componendas, las repartijas y la inmoralidad en la “clase” política. Es lo que ha sucedido en Brasil en donde las clases medias salieron a las calles a rechazar la corrupción de los políticos y las grandes empresas brasileñas que también, ¡qué casualidad!, operan en el Perú de la mano de la “izquierda” a la que apoyan y a la que financian en sus campañas electorales pues cuentan con su o sus lobbysta(s).
 
Existe una nueva condición que puede frenar la corrupción del carácter: la existencia de una clase media emergente, más educada, que busca mejor calidad de vida, que puede liderar un cambio en los valores, las costumbres, los hábitos, los usos. Esa clase media educada, con un liderazgo de carácter, tiene que tener voz y expresarse claramente, sin vuelta a visiones utópicas reaccionarias y sin caer en el engaño de los pequeños e insignificantes nuevos caciques que se presentan como una alternativa nueva, cuando sólo son más de lo mismo pero aún más peligrosos.
 
La corrupción es una cultura, una manera de ser, una manera de vivir. La cultura de la corrupción está instalada y abarca todos los espectros políticos y no sólo a la “derecha”.  En América Latina, todo el régimen autoritario creado por Hugo Chávez se sustenta en una corrupción colosal,  que hace uso el dinero público sin control alguno, pues todas las instituciones del Estado están controladas. Se está creando en ese país una nueva burguesía de Estado, una nomenclatura que controla todo de la misma forma como sucede Nicaragua, Brasil y en Argentina.
 
Resulta imperativo construir un nuevo discurso, un nuevo relato en la política, que  rompa el divorcio que existe con la moral. La política en la postmodernidad tiene que resolver  el retorno a una nueva moral. Si se defiende el medio ambiente, el derecho a las diferentes opciones sexuales, los derechos de los animales, la lucha contra el calentamiento global, los derechos civiles y humanos de segunda y tercera generación, se requiere construir un nuevo discurso en el que la moral, la cultura de la confianza, el respeto a los bienes del Estado, la honradez y la transparencia se conviertan en la base del nuevo discurso.
 
Sabemos que con el inicio de la modernidad la política se autonomiza de la moral. Pero, igual la ciencia le lanza hipótesis a la naturaleza y decide transformarla, explotarla y saquearla sin comprender que el homo-sapiens-sapiens es parte de esa naturaleza.
 
Así, entonces, como hay un nueva mirada hacia la relación del ser humano con la naturaleza, se tiene que construir un nuevo relato sobre la relación de los seres humanos entre ellos.
 
¿Cómo construir un nuevo relato, una nuevo discurso en el que la moral y vuelvan a encontrarse,  permanezcan unidas aún cuando en tensión? Hoy no existe tensión alguna entre moral y política. Simplemente la inmoralidad se ha impuesto. Hoy existe tensión entre los políticos y la sociedad que clama cambios.
 
La mayoría de los políticos son actores y/o testigos de cómo se reparte la coima: el que la recibe argumenta: “son gajes del oficio” y lo hace con total desvergüenza. Esa moral es la que está detrás del cubileteo, de las componendas, de los pactos bajo la mesa.
 
Un tema clave es hoy la reelección indefinida de autoridades regionales y locales que mueven en períodos de cuatro años miles de millones de soles. Si el presidente de la república no puede ir a una reelección inmediata, ¿por qué las autoridades regionales y locales si pueden? ¿Por qué los congresistas pueden reelegirse indefinidamente? ¿Se puede considerar sólo una reelección o de lo contrario, un descanso de un período para volver a postular? ¿No ayudaría eso a un recambio, a nuevos rostros y terminaría con el caudillismo de los que se quedan una década en el poder político?
 
Un nuevo discurso de la política unido a valores morales puede construirse a partir de la nueva práctica social de los emprendedores que generan su propio puesto de trabajo, su empleo y que en el afán de ser competitivos trabajan intensamente creando bienes y servicios de cada vez mayor calidad; no haciendo necesariamente, trampa, para lograr el éxito, la ganancia o el lucro por su esfuerzo. Fomentar la  asociatividad implica una nueva moral, nuevos valores que regeneren la confianza en la sociedad.
 
Tenemos que construir, entonces, un nuevo relato en la política en la que ésta vaya unida a valores y a una cultura que restablezca la confianza, generando un círculo virtuoso de respeto, honradez, transparencia, diálogo, razonabilidad, nuevos hábitos y costumbres que fortalezcan a la nueva clase media y a la nuevas clases y grupos sociales emergentes,  que construyan un sentido a su existencia, a su ser y a la razón de ser, a su praxis, a su visión de la vida en la que la búsqueda de la armonía y la voluntad de poder construyan un nuevo sentido común, una nueva forma de asociarse, manteniendo los mejores valores de la tradición pero con una visión del mundo del siglo XXI globalizado y constante cambio, en que el respeto y el reconocimiento del otro y las diferencias sean una práctica común sustentada en el respeto y la tolerancia, pero que no tolere la corrupción en sus diversas formas. Se trata de derrotar la corrosión del carácter, derrotar la moral de la pendejada con una moral juvenil de emprendedores.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

Dejanos tus comentarios:
Siguiente >>
30/07/2013 ¿Podemos crearle un nuevo sentido? El sentido de la política
<< Anterior
17/07/2013 Se reinicia construcción de la Prolongación Javier Prado paralizada casi dos años

 


 

Mas articulos de Oswaldo Carpio:

 

martin-vizcarra-y-el-amigo-intimo-furtivo
Martín Vizcarra y el amigo íntimo furtivo
SanJuandeLurigancho.com - 13/09/2020
Candidato del Gobierno George Forsyth defiende abiertamente a Martín Vizcarra y todos sus delitos y mentiras. El juego de roles de víctima y victimario como estrategia divisionista y manipuladora.
reactivar-aplicando-la-ley-organica-de-municipalidades
Reactivar aplicando la ley orgánica de municipalidades
SanJuandeLurigancho.com - 10/07/2020
Oswaldo Carpio Villegas, consultor en Gestión Publica invoca a los alcaldes del País. Las normas ya están dadas, deben ser bien utilizadas
a-40-dias-de-gobierno-los-ciudadanos-tienen-esperanza-el-liderazgo-de-ppk-entre-los-gobernadores-y-alcaldes-del-pais
A 40 días de gobierno los ciudadanos tienen esperanza El liderazgo de PPK entre los gobernadores y alcaldes del país
SanJuandeLurigancho.com - 12/09/2016
El axioma es simple: la iniciativa privada es la principal fuente de creación de riqueza; obstaculizarla y, peor aún, enfrentarla y alejarla, disminuye los ingresos del Estado en todos sus niveles
Leer mas de Oswaldo Carpio >>
Columnas de Opinión