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Oswaldo Carpio

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martes, 22 de octubre de 2013

Stefan Kaspar productor de "Gregorio" y "Juliana"

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Stefan Kaspar productor de "Gregorio" y "Juliana"

El Cine del Grupo Chaski de los años 80 del siglo pasado.
martes, 22 de octubre de 2013 - 37095 vistas
Ha fallecido Stefan Kaspar en Bogotá el domingo 13 de octubre en un Festival de Cine, haciendo lo que a él le interesaba: promover la actividad cinematográfica desde un ángulo distinto e incluso confrontado con el cine de Hollywood.
Stefan llega al Perú a fines de los años 70 decidido a hacer un cine crítico, diferente, que pusiera en la pantalla a los que él consideraba los marginados del Perú. Decide abandonar la comodidad del primer mundo y arraigarse en el Perú a comienzos de los 80.  Stefan poseía una gran sensibilidad y similar compromiso. Pone sus capacidades a producir y realizar cine, y crear una red alternativa de exhibición paralela, popular, de un cine critico. Stefan milita en sus ideas y busca hacerlas realidad.
 
Stefan llega al Perú fascinado por el cuento "El niño de junto al cielo", un cuento neo-realista escrito por Enrique Congrains Martín, narrador  peruano de la generación del 50 que escribe la historia de un niño que vive en el Cerro San Cosme. Stefan, atento a los cambios que vivían el Perú y especialmente Lima llega a Lima con un cuento y una idea cinematográfica.  Ese cuento sedujo a Stefan y fue lo que lo decide a viajar al Perú y transformar ese cuento en una película en la que se reflejara la vida de los niños que, en condiciones precarias, miserables, trabajaban en la ciudad del millón de personas que era Lima de los años 50
 
La película que Stefan tenía en mente se convierte en Gregorio y se estrena en Lima el 7 de marzo de 1985.  El film sorprende a la crítica y a la gran mayoría de aficionados por un fuerte realismo y una cierta tosquedad artística que pone en pantalla a un niño lustrabotas. El actor fue Marino León de la Torre un niño escogido en un colegio de Canto Grande, San Juan de Lurigancho, que vivía con su familia que había huido de los horrores de la guerra declarada unilateralmente por el Partido Comunista del Perú- Sendero Luminoso contra el Estado y la sociedad. Los pobres y las clases medias bajas de Ayacucho y Huancavelica sufrieron las consecuencias de los crímenes de los terroristas y de los graves errores que se cometieron en la lucha contra el terror. Lima no era la de los años 50 y los problemas eran otros, multiplicados y mucho más complejos.
 
De todos los que participamos en el Grupo Chaski, Stefan es el que más sabe de la industria de producir y realzar cine, lo que contrasta con su carácter  sumamente comprensivo de las prácticas audaces de los que se van sumando a Chaski, que han realizado muy breves documentales y  participado como camarógrafos y sonidistas en  la producción de avisos o spots publicitarios. Pese a todo, Stefan tuvo paciencia bíblica. Luego de centenares de horas de experimentos se logra un film como Gregorio que pone en la pantalla el rostro del nuevo limeño, el niño que arrancado de su tierra con su familia está obligado a sobrevivir en una ciudad ya no de un millón de habitantes (el monstruo de un millón de cabezas le llamaba Congrains) sino en la Lima de los 80 (7 millones de habitantes), ciudad atenazada por un nuevos monstruos: pobreza, desempleo, inflación, delincuencia,   terrorismo que se multiplicaría en la segunda mitad de los 80. Ya habían aparecido perros muertos colgados en los postes de luz eléctrica con un letrero alusivo a Ten Siao Ping. Ya explotaban los coches bomba, se volaban torres de energía eléctrica y la violencia y la muerte se iban paso a paso apoderando de Lima y del país que estaban  amenazadas por una horda fanática y tanática.  En esos años abundaban los niños de la calle que robaban unos y otros cantaban en ómnibus; eran violentos y de lenguaje grosero; los “chistes” gruesos. Inhalan el pegamento terokal en los parques de Miraflores y en los barrios pobres. Los niños están en la calle y se les ve deambular en mayor número a partir de diciembre cuando terminan las clases en los colegios y salen de vacaciones. Miraflores era la meca. Dormían en parques y plazas en el Parque Central y se escondían hasta el día siguiente.
 
A Chaski ingreso invitado por Fernando Espinoza un sonidista, locutor, realizador estudioso, un autodidacta amante del cine, una persona muy creativa y, simultáneamente, gran discutidor, reflexivo, analítico y obsesivo-conflictivo con la realidad que lo rodea. Es a partir de esa fecha que conozco a Stefan y a los del Grupo Chaski que vivía a caballo entre la forma de vida de los años 60 y las ideas ideologizadas de los años 70.  Mi primera tarea en Chaski es como actor en una secuencia que se elimina de Gregorio -era tangencial como tantas otras- y dos años más tarde soy integrado al Comité de Realización -cinematográfica- y al Consejo Directivo. Participo de manera marginal en Gregorio pero de manera fundamental en Juliana y en otros cortos, medios y largo metrajes documentales que se discutían mucho pero que tenían una marcada inclinación política y una suerte de sesgo ideológico. Dentro de tantas cosas que hice en Chaski fue organizar el lanzamiento de las películas de Chaski así como las de casi una decena de películas peruanas que sus realizadores soñaban que iban a ser altamente taquilleras. Se hacía mucho cine pero, sobre todo, se militaba y vivía con fervor la vida de cineasta, lo que hoy no se percibe.
 
El cine es, cuando uno lo ama, una suerte de militancia. Dedico al  cine una década. En Chaski participaban como fundadores María Barea y Alejandro Legaspi, productora y camarógrafo de talento. Fernando Barreto, escritor de guiones, se había retirado. A Chaski se fueron integrando con el paso del tiempo Susana Pastor -una gran fotógrafa y profesora universitaria- y René Weber, profesor universitario. A fines de los años 80, había más de 40 personas trabajando en Chaski. El éxito de Gregorio y Juliana, produjo esa explosión, además de los sueños de Fernando Espinoza que soñaba con hacer de Chaski una suerte de instituto de cine del Perú. Todo ello se esfumó el primer año de la nueva década.
 
El Grupo Chaski produce y realiza películas mientras sus integrantes, en realidad, aprenden a hacer cine. Chaski es una gran escuela cinematográfica en la que, curiosamente, a veces se discute más de temas políticos que de asuntos específicamente cinematógrafos. Sin embargo, durante la realización de las películas tanto en el Comité de Realización como en los Equipos de Realización toda la atención está en las películas. Mucha discusión, conflictos y riñas -expresión de una pasión personal y de grupo- se producían en esos días. Una suerte de choque de culturas en un grupo intercultural, pluri-social e inter-étnico.  Stefan, en esos momentos, mantiene siempre la calma y obliga a poner los pies sobre la tierra: las películas deben cumplir requisitos técnicos para ser exhibidas en la televisión suiza y/o alemana, pero también en la peruana.
 
Stefan fue un esforzado y excelente productor cinematográfico. Sin su intenso trabajo Chaski no hubiese existido.
 
En ese esfuerzo de aprender a hacer cine mientras se hace, se forman grupos de realización que aprovechan que existe una ley de cine que obliga a los exhibidores a pasar un documental peruano antes del largometraje lo que produce un ingreso para los productores y realizadores. Eran los últimos días de la ley de promoción cinematográfica.  Todos los equipos de Chaski empiezan a hacer cortos, unos más buenos que otros. Ninguno malo.
 
Integro uno de los grupos de realización con Stefan que posee una gran paciencia y ganas de enseñar y, también, de aprender porque el cine, como todo en la vida, es un aprendizaje perpetuo. Hicimos  "Cucharita", un cortometraje documental de un personaje criollo que se ganaba la vida haciendo malabares con una cucharita en  bares pobres de Lima (fumaba, cantaba, bailaba mientras hacía malabares con una cuchara de sopa en la mano o en la boca). "Cucharita" era un sobreviviente que con esos magros ingresos mantenía a una enorme familia. Teníamos una metodología para escribir el guión y realizar la película: investigación del personaje y su entorno, que definían el concepto y el tratamiento cinematográfico. "Cucharita", así se llamó la película gana el primer premio en el Festival Internacional de Cine de Huesca, España por el año 1988. Stefan viaja,  recibe el premio y lo exhibe con gran orgullo.
 
Stefan que trabajaba silenciosamente en Chaski siempre tenía unos minutos para hablar de nuevos proyectos cinematográficos. Conversamos sobre varios proyectos que se realizaron unos y otros quedaron muy avanzados pero no se pudieron financiar como un largometraje que ganó el primer premio en un concurso de la BBC de Londres -Alas de Esperanza, un largometraje que relata el rescate del pueblo Asháninca secuestrado, esclavizado y sometido por el terrorismo- que no se pudo realizar porque el presupuesto era muy alto y el financiamiento abarcaba sólo una parte.
 
Stefan era sumamente constructivo en sus críticas, apelaba a la persuasión, a la exposición de las ideas, a la capacidad para razonar y a una actitud pedagógica. No creía en el cine de "Hollywood",  especialmente por las historias y por los personajes que aparecían en la pantalla. Ese era el leitmotiv de su actividad: hacer un cine diferente que lleve a las pantallas a los que no tienen lugar en el mundo desarrollado. Por ello le interesa Gregorio y, más tarde, Juliana.  
 
Stefan tenía una gran virtud: hacía oídos sordos a las críticas poco constructivas y a los ataques personales. No guardó nunca rencor a nadie. Cuando el dinero escaseaba él era el centro de las críticas tal vez porque era el gran productor del Grupo. Sin embargo, siempre fue un optimista al extremo que algunos intentaron que era un suizo poco adaptado a la realidad. Stefan se transforma en un suizo-peruano que actuaba de buena fe, con buen corazón y actitud constructiva
 
Stefan era cálido, de carácter agradable y de una fuerte pasión para lograr sus objetivos. Gracias a su esfuerzo es que el Grupo Chaski contó con financiamiento de Suiza y Alemania, principalmente, para sus películas. Viajó por Europa y logró venderlas en los circuitos comerciales y en los canales de televisión.  Toda esa actitud y actividad constructiva fue la que hizo que en plena crisis de los 80, Chaski hiciera dos largometrajes de ficción y alrededor de una decena de cortos, medios y largometrajes documentales.
 
Stefan tanto en el Comité de Realización como en el Consejo Directivo se esforzaba en  abrir espacio a ideas que tuvieran el efecto de  lograr un cambio. Traducía los proyectos  cinematográficos a Suiza y a Alemania, consiguiendo financiamiento para las películas. Era una labor titánica si se tiene en cuenta que el Perú, en ese momento, era considerado un país inviable y a nadie le interesaba un cine del país. Pero, siempre tenía una sonrisa en los labios. Era especialmente democrático, escuchaba sin hacer distingos sociales, étnicos ni culturales. Tenía capacidad para integrarse a todos los espacios sociales.
 
Stefan jugaba bien al fútbol. Tuvo un hijo varón en un primer compromiso, hijo al que le tenía enorme cariño y con él se encontraba a diario. La madre era de un barrio popular de Surquillo.  Stefan, años más tarde,  contrajo un compromiso con María Elena Benítez con la que tuvo una bella hija.
 
Stefan logra que la ZDF de Alemania financie  el proyecto cinematográfico que sería más tarde Juliana que se pasa en la televisión alemana en tres secuencias de 30 minutos cada una. Sin Stefan, Juliana nunca se hubiera realizado.  
 
En Juliana trabajé en la investigación, la dirección de actores, el entrenamiento de los niños y en la redacción de una parte de los diálogos del guión con Fernando Espinoza. El guión cinematográfico estuvo a cargo de René Weber que hizo un gran trabajo.   Es sobre esa minuciosa investigación que se construye la historia de Juliana.  Gregorio tuvo mérito por la intención y por el abordaje de un tema en una circunstancia especial: el país iba cada vez más en declive lo que se acentuó durante el primer gobierno de Alan García.  Gregorio se realiza con una gran pasión y la intención de unir el lenguaje del documental con el cine de ficción pero tuvo serias limitaciones técnicas y narrativas. Su valor reside en la mezcla de documental-ficción aún cuando Marino León de la Torre era un niño cuidado y muy bien educado por una familia humilde que lo proveía todas sus necesidades. Gregorio tuvo éxito por el fuerte componente emocional de los realizadores y el esfuerzo técnico realizado. Hice el lanzamiento de Juliana, Gregorio y otras películas.
 
Stefan se la juega por Juliana y confía en la labor  creadora de los miembros del Comité de Realización.  Alejandro Legaspi encabeza el equipo que trabaja diariamente en el guión sobre la intensa investigación realizada. Más tarde, con el guión casi terminado, se integra Fernando Espinoza que volvía de una delicadísima cirugía al corazón.
 
Stefan inscribe la película en el Festival de Cine de Berlín -1999- y gana un Oso de Plata. Sin Stefan Juliana hubiese sido imposible.  Fernando Espinoza y Alejandro Legaspi tuvieron un importantísimo papel en la dirección.  Había una suerte de división del trabajo por determinadas capacidades y afinidades. En determinados momentos con Fernando y los actores revisábamos los textos para hacer que los diálogos sean más fluidos, versátiles. Uno de los que más gocé fue en el final en el que introduje un pensamiento de Shakespeare que aparece dicho por Juliana en el epílogo del film: "La vida está hecha de la misma tela de la que se hacen los sueños" y pide que todos los niños que se han liberado vivan juntos en un mundo mejor. La secuencia final de la película fue ideada por Alejandro Legaspi,  en ella los niños arman una gran fiesta en un bus totalmente iluminado, como en el que se ganan la vida cantando, bus que circula, se desplaza por en medio de la ciudad que desea salir de las tinieblas en la que se encontraba por el horror del terrorismo, la híper-inflación, el desgobierno y la corrupción. Esos años fueron de espanto para el país.
 
Juliana encantó a todos y tuvo gran  éxito en los Festivales de cine y, curiosamente, en el circuito comercial de exhibición cinematrográfica del Perú como del extranjero. Pero el éxito fue el inicio de un período que puso punto final a una etapa muy creativa del Grupo Chaski.  Todos sacamos distintas lecciones de cómo hacer cine, del arte y de la forma de hacer una película. La creación colectiva se había convertido en una camisa de fuerza  que nadie estaba dispuesto a vivir. A partir de allí, pese a los importantes ingresos económicos porque el film se exhibió en decenas de festivales internacionales, ganó muchos premios, fue vendida a la televisión nacional e internacional, el Grupo fue decreciendo hasta quedar reducido a la iniciativa de Stefan y de un pequeño grupo de personas guiados por la idea fuerza original de Stefan de hacer un cine distinto al "comercial", un cine crítico al cine de Hollywood y, además, la idea de crear una red de exhibición cinematográfica que llevara un cine diferente, con una mirada crítica, desde una perspectiva de innovación, experimentación y de adhesión a una visión alternativa. A eso dedicó los últimos veinte años de su vida Stefan y logró realizar sus sueños.
 
La última vez que conversé con Stefan hablamos de las ideas que teníamos en mente sobre el cine y algunas películas que siempre merodean al que ha hecho cine pues las películas aparecen como imágenes en la mente. Le dije que me interesaba volver a hacer cine. Me dijo que debíamos encontrarnos para conversar pero ese nuevo encuentro no se produjo.
 
Stefan siempre - pese a que tuvimos ideas claramente diferentes en muchos momentos- empezaba la conversación con una agradable sonrisa y terminaba la exposición de sus ideas y la despedida también con una sonrisa. Era un optimista, un emprendedor, alguien que creía en sus ideas, que militaba en ellas sin rabia y sin rencor.
 
A Stefan le gustaba el fútbol y lo jugaba cada vez que podía. Era rápido, de buena ubicación y de dominio en el balón. Jugaba en todas las canchas con todo el mundo. En algún momento lo bautizaron con el sobrenombre de "Lato", por un gran jugador de la selección de Polonia.
 
Como muchos suizos viajaba con frecuencia por todo el mundo y hablaba todos los idiomas necesarios para entenderse con los propios suizos (romano, suizo, alemán, italiano, francés), además de inglés y, castellano, que hablaba con acento peruano de Surquillo.
 
Estoy seguro que Stefan descansa en paz con su gran y amable sonrisa,  su corazón apasionado y militante en sus ideas críticas e innovadoras y su afán permanente por hacer un cine diferente desde un corazón amable y optimista.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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