Más allá de la apariencia, después de las elecciones regionales y municipales ¿Hay un nuevo mapa político en el país?
miércoles, 6 de diciembre de 2006 - 44971 vistas
La fractura social, sigue siendo el origen de la dispersión política del Perú invertebrado, a-sistémico y carente de un liderazgo político unificador. No se han establecido relaciones que generen confianza, entusiasmo y permanencia, demostrándose lo a-histórico del radicalismo efímero e infértil. La fractura política se mantiene. Los que antes perdieron las elecciones, hábilmente asumieron un ropaje regionalista y localista y, han obtenido triunfos electorales. La carencia de verdaderos partidos democráticos, programáticos, modernos, eficientes y eficaces, enraizados en el pueblo, con capacidad de generar confianza y unir al país, se refleja, nuevamente, en la dispersión. Los “nuevos” caudillos intentarán camuflarse con frases, acciones y movilizaciones de localismo extremo. Eso augura nuevas crisis políticas y nuevos fracasos regionales y locales. Todo ello a contrapelo de las muy favorables condiciones económicas originadas por la economía mundial y nacional, pues nos encontramos ante una etapa expansiva de ciclo económico.
Pese a todo, han sucedido cosas buenas: alcaldes eficientes han sido premiados con una votación generosa y alcaldes ausentistas, indolentes y déspotas no fueron reelegidos. Ese es un gran éxito de la democracia local. Pero, aprovechando el pequeño voto de arrastre y el derrumbe, han ganado algunos candidatos que tienen en su haber verdaderos prontuarios: denuncias por amenazas de muerte, secuestro, estafa, robo agravado, falsificación de firmas y procesos con sentencias pendientes. ¿Cuáles fueron los tamices para seleccionar a esos candidatos?
¿Se derrumban o sucumben al “arrastre”?
Se ha dicho que el voto de arrastre de Luis Castañeda - 47.889 % de los votos en Lima- permitió la victoria de sus candidatos. Esa es una parte de la verdad. La otra es que en Lima, en realidad, hubo un claro derrumbe electoral, por errores sucesivos y ausencia total de conducción política.
En el caso de SP, es importante recordar que luego de constituirse como una propuesta nueva, no gana una elección desde noviembre de 1998, cuando derrotó en Lima a Vamos Vecino con más del 60% de los votos.. Desde entonces, este partido no es más que una sombra. La pésima campaña metropolitana de SP, ha perjudicado a alcaldes que hicieron excelente labor, pero que no han podido resistir al efecto dominó, perjudicándose, con ello, a distritos que tenían la esperanza de avanzar en el desarrollo. Fredy Ternero y Augusto Miyashiro, son la excepción de la regla.
La campaña de RN, si bien ha permitido que un buen alcalde como Jaime Zea de Villa El Salvador continúe, no ha obtenido ningún otro éxito importante.
El PAP, ha mantenido su votación histórica en Lima. Si bien ha perdido en la mayoría de Gobiernos Regionales, también es cierto que ante la diversidad de tendencias políticas regionales, la posibilidad de manejar los conflictos será mayor y con habilidad para el diálogo, logrará acuerdos, sobre todo porque el gobierno nacional, las regiones y las provincias cuentan y contarán con mayores recursos, pues como hemos señalado, se prevé cuatro años mas de crecimiento económico.
Dos elementos claves son las victorias de Yehude Simons en Lambayeque e Iván Vásquez en Loreto. El primero puede convertirlo en el fiel de la balanza y, por ende, en un gran líder provinciano con proyección nacional. Iván Vásquez puede proyectar su liderazgo más allá del oriente peruano, ampliando su victoria hacia otras regiones del país.
Lo que se viene
Será necesario construir en Lima, en las regiones y provincias del país, una visión concertada de ciudades, institucionalizando el diálogo. El paradigma de la política moderna es la comunicación, la construcción de consensos razonables a través del diálogo democrático. Si se pretendiera avanzar en la construcción de un liderazgo nacional sin diálogo o con imposición, no habrá posibilidad alguna de éxito.
En los Gobiernos Regionales y en Lima, construir un plan consensuado es una tarea de primer orden. Se trata de unir la diversidad sin extremismos ni exclusiones. Lima tiene que jugar un papel estratégico en Sudamérica y las regiones articular sus territorios y zonas de influencia.
Los Gobiernos Regionales y provinciales deben contar con un verdadero plan de lucha contra la pobreza y la extrema pobreza. Se debe convocar a las instituciones, a los empresarios, a los ciudadanos y a los jóvenes a trabajar en el objetivo de cerrar el círculo vicioso de la pobreza y construir el círculo virtuoso de la construcción de riqueza y su justa distribución. El Perú mega diverso biológica, étnica y culturalmente, debe unirse construyendo una visión común. Los nuevos presidentes de Región y los alcaldes, tienen una enorme responsabilidad.
Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com
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