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Oswaldo Carpio

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martes, 1 de diciembre de 2009

¿Por qué nuestra Selección de Fútbol no clasifica a un Mundial desde?

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¿Por qué nuestra Selección de Fútbol no clasifica a un Mundial desde?

martes, 1 de diciembre de 2009 - 47027 vistas
El mundial de España de 1982 fue nuestra última participación
¿Por qué nuestra Selección de Fútbol no clasifica a un Mundial desde?

La urgente modernización del fútbol peruano

Si la Selección de Fútbol de Perú clasificara al mundial del 2014 que organizará Brasil, habrían transcurrido 32 dos años, desde su última participación en una competencia de tal magnitud. Por lo menos tres generaciones no han visto a una selección peruana en un mundial de fútbol. Reflexionar sobre el tema, intentar ir a las causas de la crisis del fútbol peruano y de su permanente decadencia, implica examinar el tema desde las distintas causas: económicas, políticas, legales, sociales, educativas, culturales, éticas, deportivas, gerenciales, administrativas, organizativas y las estrictamente deportivas.
 
Todos hemos pensado en este tema. La mayoría ha buscado respuestas fáciles como cargarles la culpa a los “malos” jugadores, a la indisciplina, a las famosas “juergas” que se producen antes, durante y después de las giras y competencias eliminatorias. Tal vez La pregunta que hay que plantear es la siguiente: ¿Por qué asistimos a los mundiales de 1970, 1978 y 1982? ¿Por qué estuvimos a un paso de asistir a los mundiales en 1974 y el 1986? Recordemos que fuimos eliminados por Chile (1974) y por Argentina (1986), cuando la selección de Perú tenía estupendas posibilidades de clasificar. A continuación mis puntos de vista.
 
Los jugadores que asistieron a los mundiales de 1970 (México), 1978 (Argentina) y España (1982), prolongaron su vigencia más de cinco lustros. Fue una generación nacida, en promedio 20 a 25 años antes, es decir, entre el año 1945 y 1955, durante el período de expansión económica que se inicia con el gobierno democrático del Dr. José Luís Bustamente y Rivero y que continúa durante el gobierno dictatorial del general Manuel Odría.
 
¿Cuál es la particularidad de ese período? Durante esos años se crearon en el país las Grandes Unidades Escolares, colegios fiscales o nacionales muy bien organizados, concebidos durante el gobierno democrático y continuado durante la dictadura de Odría. La mayoría de jugadores integrantes de la selección que asistió a los mundiales estudió en estos colegios en los que había la llamada educación común, la comercial y la industrial. Se estudiaba desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, aproximadamente. Los alumnos recibían dos  comidas al día (desayuno y almuerzo) en los llamados refectorios escolares. Las grandes unidades escolares contaban con infraestructura (campos deportivos reglamentarios, pistas de atletismo, gimnasio, etc.) y profesores de “educación física”. Además, dichos centros educativos tenían profesionales de la salud y técnicos deportivos especializados, que se hacían cargo de las selecciones de los respectivos colegios que competían en diversos campeonatos. En el fútbol existía el campeonato ínter escolar que se realizaba anualmente y en el que competían estudiantes de los grandes colegios nacionales. De estos centros educativos salió la mayoría de jugadores de la selección peruana. Los jóvenes deportistas de entonces, estaban mejor alimentados y eran parte de un proyecto educativo de superior calidad al que se instauró desde fines de los años 60, con el predominio de un sindicato politizado, radical y belicoso.
 
Si comparamos a los jugadores que asistieron a los mundiales con los que compitieron en décadas posteriores, encontraremos que los actuales nacieron durante en las décadas de los 70 y 80, las dos décadas de profunda crisis del país. Durantes los últimos 30 años, la sociedad peruana y especialmente la educación entraron en profunda crisis. Desde el gobierno militar de Juan Velasco y Morales Bermúdez (3 de octubre de 1968 hasta julio de 1980) el horario de estudios pasó de 8 horas diarias a 5 diarias. En ese lapso desapareció prácticamente el curso de educación física. Los nuevos centros educativos se construyeron sin la más elemental infraestructura deportiva. Comienza la larga etapa de las malhadadas “losas deportivas”. Se eliminaron los refectorios escolares, el desayuno y el almuerzo escolar que garantizaban dos alimentos diarios para la mayoría de estudiantes. La señal más clara del desastre educativo y deportivo es el reemplazo de los campos de fútbol reglamentario por las llamadas “losas deportivas” de concreto que sólo han servido para  postergar la competencia de fútbol reglamentaria, creando en su reemplazo el llamado “fulbito”, que se ha generalizado como derecho en la mayoría de Asentamientos Humanos del país, que sólo han servido para incentivar el consumo cerveza, bebidas alcohólica en general y drogas. Todo ello ha creado una cultura de un fútbol en el que se asocian a pequeños campos de concreto, violencia y desintegración social. Está demostrado, además, que las losas deportivas de concreto, causan un daño físico irrecuperable en las articulaciones, el sistema óseo y muscular, además de graves lesiones que se manifiestan con el paso de los años.
 
Las nuevas generaciones de estudiantes de los sectores de menores recursos económicos, que son las que formaron nuestros seleccionados, no han visto facilitadas sus actividades deportivas ni por el ministerio de Educación ni por los gobiernos locales y regionales.
 
En el Perú los jóvenes jugadores son de menor estatura, menor contextura física y menor fuerza mental que los futbolistas de la brillante generación del 70. El biotipo del futbolista peruano lejos de mejorar ha decrecido para la competencia internacional. Por ello, no encontramos jugadores ni el biotipo ni de la fuerza mental de Claudio Pizarro, Vargas y Paolo Guerrero que son las excepciones. Los preparados físicos y los entrenadores al trabajar con los jugadores de divisiones menores que provienen de los sectores sociales más pobres, afirman que a estos jugadores les falta vitamina O, es decir, las falta olla, alimentación y nutrición. El déficit alimenticio, la desnutrición crónica, la mala alimentación general se refleja claramente en el futbolista peruano. Otro tema de graves proporciones es el de la fortaleza emocional y mental.
 
A lo señalado, es preciso añadir decadencia económica del país durante casi tres décadas: 70, 80 y 90. Un dato clave: entre el año 1985 y 1990 (Gobierno de Alan García)  los pobres en el Perú aumentaron en 100 por ciento, pasando de 32 por ciento al 64 por ciento de pobres al finalizar su primer gobierno. En cinco años la pobreza de duplicó, la inflación fue 7 mil por ciento y la devastación social, económica, política y moral, dio lugar a la emigración de  millones de peruanos.
 
Desde 1980 en adelante, la violencia terrorista produjo decenas de miles de muertos y miles de millones de dólares en destrucción material. Si el primer gobierno de Alan García que fue el gran creador de pobres en el Perú lograra la meta de disminuir la pobreza a 30 por ciento al terminar su segundo gobierno, llegaríamos al finalizar su gobierno, a las cifras de 1985. Es decir, el avance del Perú es un viaje a las cifras del pasado. Si en el 2011 se cumplen las metas, estaríamos avanzando hacia cifras de tres décadas atrás.
 
Pero, mientras el Perú retrocedía en todos los aspectos y niveles, la competencia deportiva internacional avanzaba aceleradamente, en todos los aspectos. Desde los años 80 del siglo pasado hacia delante se vive una revolución permanente en la ciencia del deporte la que se expresa en alimentación/nutrición, preparación atlética, tecnología física, medicina deportiva, tecnología médica, infraestructura, etc. Un ejemplo: mientras los países de Europa y de América del Sur (aún cuando en menor medida) cuentan con cada vez mejores campos deportivos para la alta competencia, el Perú tiene cada vez más campos de fútbol sintético que no permiten una práctica adecuada del fútbol. Estamos pasando de la cultura de la “losa deportiva” a la cultura de los campos sintéticos, impuestos por la FIFA y aceptados y promovidos por el IPD y la FPF.
 
Si ha habido una revolución científica y tecnológica en la competencia deportiva, también se ha producido una revolución gerencial, organizativa y administrativa que ha modificado totalmente en modelo de gestión del fútbol vigente hasta los años 70, pero que en el Perú se ha agotado pero sigue vigente. El Perú ha quedado totalmente rezagado en el modelo de gestión del deporte en general y del fútbol en particular.
 
El modelo de gestión del Perú de los años 70, fue el de los clubes de fútbol controlados por pequeños grupos de “zares” del fútbol que se presentaban como mecenas y que manejaban estas entidades de la misma forma que conducían sus haciendas tradicionales: centralismo,  paternalismo, caudillismo, autoritarismo, improvisación, ineficiencia e ineficacia. La cultura de la criollada y del manejo de la chacra se trasladó al fútbol. Fue la época en la que se traía a los jugadores de fútbol en camiones desde Chincha y Cañete, a los que denominaron los “bombones”. La mayor parte de los futbolistas afro-peruanos, sin embargo, contaban con un mejor biotipo, en tanto la alimentación de esa época en las haciendas y pequeños fundos o chacras de los agricultores, fue mejor que la de las llamadas “cooperativas” agrarias y de los centros educativos estatales a los que asiste la mayoría de los pobres, que son los que se dedican al fútbol profesional, salvo contadas excepciones.
 
Los dirigentes de los clubes que se presentaban como mecenas cuando no lo eran, manejaban el fútbol sin ninguna proyección internacional… y, desde el lado del Estado, los que promovieron la participación del Perú en los mundiales, lo hicieron desde un modelo centralista y de concentración del poder, que estaba totalmente agotado y superado en el mundo al comenzar la década del 90. Ese viejo modelo de gestión y organización sigue vigente en el Perú.  En nuestro país, la organización del fútbol desde los clubes y desde el Estado, aumentó su relación simbiótica, profundizándose las taras, que se han ido haciendo más evidentes, en  tanto el mundo del fútbol avanzaba en organización y competitividad, poniendo al descubierto nuestras falencias.
 
Si bien el Perú desde los años 90, ha avanzado a trompicones en su modernización, esto no se ha reflejado en el deporte y en el fútbol en particular, en tanto el deporte en general y el fútbol en particular ha quedado totalmente rezagado, lo que se agrava por los grupos de poder arcaicos en cada club, que se alían entre sí, comparten el poder, se aferran a él, frenando todo cambio verdadero. Son capaces de mentir públicamente, formalmente sobre los cambios. En realidad, sus raíces profundas con el pasado, los convierte en un nuevo freno para el despegue del fútbol peruano.
 
Existe una profunda crisis de liderazgo en el fútbol peruano. Hoy, como sabemos, las instituciones deportivas del Estado y la gran mayoría de los clubes están controlados por dirigentes incompetentes, corruptos y mediocres, que dedicados a medrar del fútbol peruano y, por ende, son incapaces para modernizarlo, pues ello implicaría modernizarse así mismos. El Estado y sus instituciones deportivas son parte del problema. Jamás les interesó velar por un correcto manejo de los clubes de fútbol.
 
Las enormes deudas de los clubes de fútbol, generadas a lo largo de décadas, son el resultado de una improvisación y un aprovechamiento permanentes. Clubes dedicados a no pagar impuestos, a ocultar ingresos, a realizar dobles contratos con los jugadores, a ponerse de acuerdo con los “representantes” de los futbolistas para evadir obligaciones son la raíz del problema.
 
Por ello, cuando fácilmente reprobamos e imprecamos a los futbolistas como causantes de la crisis del fútbol y los culpamos de la ausencia del Perú de los campeonatos de fútbol, estamos abstrayéndonos de los principales responsables.
 
El modelo de gestión del fútbol peruano de los años 50 y 60, sigue dominando en el país mientras en Europa ha sido largamente superado. En América del Sur, tanto en Brasil, Ecuador, Colombia y otros países se han realizado cambios en el sistema organizativo. En Argentina el gran cambio se produjo en Boca Juniors bajo el liderazgo de Macri, hoy Presidente del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y futuro candidato a la presidencia de la república argentina. Sin embargo, se mantiene aún, la pugna entre el sistema tradicional y el nuevo sistema de clubes, lo que se refleja en la decadencia de River Plate, Racing Club y otras entidades deportivas y la aparición de nuevos clubes que con mucha organización pero con pocos hinchas han clasificado a competencias internacionales, obteniendo en sus poco tiempo de vida, éxitos deportivos.
 
En el caso de Chile, los clubes tradicionales, luego de una profunda crisis, se vieron obligados a cambiar el modelo de gestión. Colo Colo, el club más popular del país del Sur se ha transformado en una sociedad anónima, cotiza en bolsa, obtiene dividendos, es competitivo en el plano internacional y exporta jugadores. Chile ha clasificado al campeonato mundial en el tercer lugar en América del Sur, superando a Argentina. Perú, como sabemos, es el último en América del Sur.
 
Tal vez el mayor cambio en el fútbol en América se ha producido en México en donde un buen número de clubes son sociedades anónimas, se cuenta con una extraordinaria infraestructura, se ha producido un gran cambio en el sistema organizativo, gerencial y administrativo que ha tenido enormes repercusiones en la competencia internacional.
 
El IPD a lo largo de los años y la FPF son entidades anquilosadas, incapaces de proyectarse en un mundo competitivo. En el caso de la FPF el interés es controlar esta entidad con el fin de manejar el negocio del fútbol en el país.
 
Una de las claves de la desorganización del campeonato de fútbol peruano es su desconexión del cronograma del fútbol mundial, de tal forma que el país está desconectado del calendario internacional del fútbol.
 
¿Es el fútbol un negocio rentable? Sí lo es. Muestras de ello son la existencia de más de tres diarios deportivos, una emisora de radio dedicada al fútbol que transmite durante 24 horas; canales de televisión dedicados al deporte y especialmente al fútbol. Además, todos los noticieros de televisión y radio, cuentan con una secuencia dedicada al fútbol, así como programas diarios y /o semanales financiados por grandes empresas. Si el fútbol no fuera un negocio, ¿pelearían tanto los dirigentes de los clubes por ocupar los más altos cargos? ¿Si fueran realmente cargos ad honorem, pugnarían con tanta beligerancia por controlar los clubes de fútbol?
 
La realidad es que los clubes de fútbol no son tales, pues con muy contadas excepciones, no tienen sede social, no tienen espacios ni infraestructura para los socios. Ser socio de un club de fútbol, resulta caro pues el único beneficio que otorga es ingresar a los partidos del campeonato descentralizado, pues, incluso, cuando se trata de competencias internacionales, los “socios” tienen que pagar su entrada, además de la cuota mensual. Los clubes están hoy controlados por pequeños grupos de poder que realizan alianzas bajo cuerda, con el fin de controlar a estas instituciones. Mientras este sistema no cambie, nada cambiará. Es claro: los dirigentes se rasgan las vestiduras y proclaman su entrega total en beneficio del club, sin embargo, raramente rinden cuentas. Los balances son aprobados anualmente pero al final de cuentas, las deudas a la SUNAT y a terceros crecen año tras año.
 
Los cambios tienen que empezar por la cabeza: se requiere verdaderos líderes, modernos, honrados y honestos, que modernicen el deporte peruano y el fútbol en particular.
 
En resumen, si el Perú quiere asistir a nuevo mundial tiene que realizar cambios claves en los siguientes grandes temas: educación (infraestructura deportiva, alimentación/nutrición, profesores especializados, disciplina, valores, competitividad), etc. A todo ello hay que sumar los siguientes cambios: reorganización total de los clubes de fútbol y de las entidades del Estado (IPD) dedicadas al deporte, para que se transformen en sociedades anónimas o que sean realmente clubes correctamente organizados en el que la transparencia y la organización gerencial desplacen a la improvisación; impulso a las ciencias del deporte: alimentación/nutrición, preparación física, ciencia médica deportiva;  inversión en el deporte base, el atletismo, que permita formar personas sanas y que ayude a mejorar el biotipo del futbolista peruano, trabajando en los cambios más profundos: identidad, fortaleza emocional y física.
 
La FIFA debe promover la modernización de la FPF que forma parte de esta entidad mundial. El cambio, también, está en manos de los dirigentes. Pero, mientras los “nuevos” dirigentes realicen acuerdos por lo bajo con los actuales dirigentes de la FPF para mantener el status actual, nada cambiará.
 
Por ello, el mayor cambio, debe producirse en los dirigentes. Se requiere nuevos líderes y una renovación total de los dirigentes tanto en los clubes como en las entidades del Estado en todos los niveles. Con un liderazgo moderno, en donde el negocio del fútbol se realice como una actividad transparente, guiado por criterios de competitividad, eficiencia, resultados, el Perú podrá asistir a un mundial de fútbol.
 
Si estos cambios se realizan, las nuevas generaciones podrán ver a una selección peruana de fútbol destacando en los primeros lugares en la competencia y, así, tal vez asistamos a un mundial. Entonces, dejaremos de lado el fácil recurso de responsabilizar a los futbolistas cuando que son el eslabón más débil de la cadena: los mayores responsables son los que conducen al país y los que tienen bajo su responsabilidad a los clubes de fútbol. Si el Perú requiere liderazgos modernos, el fútbol los necesita con mayor urgencia.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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